Santiago. A cuatro años del estallido social del 18 de octubre de 2019 (18-O) en Chile, las secuelas del agotado régimen neoliberal y la consecuente insatisfacción de las personas siguen intactas, sin reforma correctiva alguna, e incluso tal vez agravados por las secuelas que dejó la pandemia y la frustrante inoperancia de la política.