Si algo de cordura y decencia queda en la “comunidad” de naciones –cuya mayoría de integrantes permanece vergonzosamente postrada a los intereses estadunidenses–, la exigencia debe ser inmediata: cese al genocidio palestino ordenado por Benjamin Netanyahu, quien ayer decidió bombardear un hospital en Gaza, con un saldo no menor a 500 muertos, en una acción que sería, “por mucho, la peor en las cinco guerras que ha peleado Israel contra Hamas desde 2008”, de acuerdo con reportes de agencias informativas desde la zona del conflicto.